25 junio 2013

Aimé Césarire

Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente.
Una civilización que elige cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales es una civilización enferma.
Una civilización que hace trampas con sus principios es una civilización moribunda.
El hecho es que la civilización llamada europea, la civilización occidental, tal como le dieron forma dos siglos de régimen burgués, es incapaz de resolver los dos problemas mayores que originó su existencia: el problema del proletariado y el problema colonial; que, presentada ante el tribunal de la razón y ante el tribunal de la conciencia, esta Europa no puede justificarse; y que, cada vez más, se refugia en una hipocresía tanto más ociosa cuanto que cada vez tiene menos posibilidades de engañar.

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