02 diciembre 2008

Minimás de Carmen Camacho

Acostumbra Saturno, cuando devora a sus hijos, tomarse luego una cucharadita de Primperán.
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Tendrían que vender los abrigos con un brazo de hombre enamorado rodeándolos por la cintura.
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Declaro oficial la lengua de la calle.

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Los omoplatos son encías de ala.

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Poco a poco, aquel hombre-cursiva fue adquiriendo un extraño interlineado sencillo.

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Entendí algo extrañísimo cuando mi jefe me dijo que quería “hacerme indefinida”.

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Viajar en el AVE: el estrés del paisaje.

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Tengo un nudo en la garganta. También lo llaman corbata.

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Mis queridos poetas de la Aldea Global: donde dije audiencia quise decir ausencia.

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¿Qué idioma se habrá perdido hoy?

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Las palabras debieran despacharse en mercerías.

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Quien traduce a Tagore se le quedan las manos de sándalo.

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Poesía lo serás tú.

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Prefiere el haiku al sudoku.

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Escrivá de Balaguer ni escribía ni balagaba.

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Orgasmo: le petit mort.

Masturbación: le petit suicide.

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Los necrófilos y sus amantes póstumas.

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Escupir en la Fontana de Trevi.

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A mi verdad le tengo puesta un trapito por lo alto.

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Yo estoy hecha de derribos.

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Ahí abajo, en el abajo mío, hay un averno.

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Prefiero tener un pasado a vivir en subjuntivo.

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Dame pan y dime hermana.

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Conjuro

Que cada semilla contenga un bosque.

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Todo Sistema aprieta. Decide cómo usar tu destornillador.

(De Minimás. Baile del Sol, 2008)

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