16 julio 2005

No te mires en el río

Al padre de Luisi y la Juli le dijeron:
"Esto es lo bueno, firma, síguenos".
Y salió.

A los Adorna, los cuñados
de Juan Narváez, y luego a Juan Narváez:
"¿pero es que no os dais cuanta?¿ Cómo vais a quedaros aquí
quietos?"Ni hemos de consentíroslo".
Salieron.
Rueda el dentista andaba en convicciones,
"hay qye darle la vuelta a todo y, con un cántaro de suerte, esto
llegará a ser lo que tiene que ser, lo que de verdad es".
Una noche llamaron a su puerta.
Temblaba abajo un viejo taxi con el motor en marcha y alguna cara conocida.

Rueda se vistió un tanto inquieto.
Salió.

Entre carreras, empujones, cables
cortados, himnos ensoberbecidos,
presurosas insignias y trompetas, torvos detentes, correajes,
Luis Ramírez salió.
Juan de la Cruz salió,
Roque de Péñola salió
Tito el Troni salió (y él esperaba
correr otra aventura buena, divertirse),
Lucas Román salió.
Y otros salieron más despacio con pliegos, mandos, mapas, instrucciones.

Cómo se los lleva el río
del olvido.

Fernando Quiñones de "Las crónicas del 40"

3 comentarios:

garcía argüez dijo...

poemazo
poemazo
poemazo

David Monthiel dijo...

tremendo. Me ha venío el Quiñonismo veraniego.Y qué gusto es reencontralo.
un abrazo

inwit dijo...

Años después pero aquí lo dejo dicho: hay una nueva versión humilde de este enorme poemazo.

Y, en el mismo sitio, más cositas.