19 marzo 2005

LA LEY DE LA ORTIGA-David González

No somos hojas de hierba.

Hierba, sí:

la hierba de las quemaduras,
el diente de león,
el rabo de zorra,
la bolsa de pastor,
la cebada de las ratas
y los ojos de los sembrados.

Hierba, sí:

la que no nace de mano de hombre
ni se educa en invernaderos
ni se vende en los escaparates de las floristerías.

Hierba, sí:

la que avanza desde las profundidades de las cunetas,
estropea vuestra conciencia de la realidad
y os esclaviza a las tijeras de podar
o a la guadaña.

No somos, vuelvo a repetirlo, hojas de hierba.

Hierba, sí.

Pero mala.

La mala hierba.

La que también, a veces, crece en el campo.

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