31 marzo 2005

La gran caza del tiburón

Para mí no había duda (en cuanto el avión despegó de Cozumel) sobre lo que había que hacer con las drogas. Me había tragado tres de las cinco cápsulas de MDA que quedaban durante la noche y Bloor le había dado nuestro hash y todas nuestras píldoras púrpura menos seis al mago del coral negro como extra por sus esfuerzos de toda la noches. Mientras cruzábamos el estrecho de Yucatán a dos mil quinientos metros de altura, hicimos recuento de lo que nos quedaba:
Dos unidades de MDA, seis pastillas de ácido, como gramo y medio de cocaína pura, cuatro rojitas y un puñado de anfetamina. Eso (más de cuarenta y cuatro dólares y la loca esperanza de que Sandy hubiese hecho y pagado nuestras reservas en Monterrey, México) era todo lo que teníamos entre Cozumel y nuestro refugio/destino en la casa de Sam Broen en Denver. Salimos de Cozumel a las ocho y media y, si todo iba bien, llegaríamos al aeropuerto internacional de Denver antes de las siete.
Llevábamos unos ocho minutos en el aire cuando miré a Bloor y le expliqué que había pensado.
-No llevamos droga suficiente aquí para arriesgarnos a pasarla por la aduana- dije.
El asintió pensativo y dijo:
-Bueno... para ser pobres vamos bastante bien provistos.
-Sí-contesté-.Pero yo tengo que velar por mi reputación profesional. Y sólo hay dos cosas que no he hecho nunca con drogas: venderlas y pasarlas por la aduana... sobre todo cuando podemos reponer todo lo que llevamos por noventa y nueve dólares en cuanto salgamos del avión.
Se retrepó en el asiento sin decir nada. Luego me miró.
-¿Qué quieres decir? ¿Que lo tiremos todo?
Medité un instante.
-No.Yo creeo que deberíamos tomarlo.
-¿Qué?
-Sí, ¿por qué no? No pueden detenerse por lo que tienes ya disuelto en el estómago... por muchas cosas raras que hagas.
-¡Dios mío!-masculló él-. Si tomamos todo eso nos pondremos locos perdidos.
Me encogí de hombros.
-Piensa dónde nos tocará pasar la aduana-dije-. San Antonio, Tejas.¿Estás dispuesto a dejar que te metan en la cárcel en Tejas?
Se miró fijamente las uñas.
-¿Te acuerdas de Tim Leary?-ledije. Diez años por llevar tres onzas de yerba en las braguitas de su hija...
La gran caza del tiburón, Hunter S.Thompsom, Anagrama

2 comentarios:

nohaypoema dijo...

.hola. .mi nombre es rodrigo flores. .soy de méxico. .estoy en bilbao intentando contactar a luis melgarejo para un encuentro iberoamericano de poetas que se celebrara en méxico en octubre. .sabes cómo puedo contactarlo. .gracias por tu ayuda. .saludos. .rodrigo.

nohaypoema dijo...

.te dejo mi blog y mi correo electrónico.
muertedeunpoeta@yahoo.com.mx http://nohaypoema.blogspot.com